Herramientas de benchmark prueban rendimiento.
Una prueba de rendimiento es un test sencillo que muestra qué tan rápido piensa y dibuja tu ordenador. Importa porque ayuda a saber si las apps irán fluidas o lentas. Al ejecutar el mismo test antes y después de un cambio, ves si la actualización ayudó o dañó. Números claros, gráficas simples y corridas cortas hacen que el resultado sea fácil de entender.
Es un programa que realiza tareas pequeñas para medir el procesador, los gráficos y el almacenamiento. El puntaje reúne todo en un número para comparar. Presionas iniciar, esperas unos minutos y lees el resultado. Correr el test del mismo modo cada vez permite seguir el progreso y detectar problemas tempranos.
Puedes probar antes y después de limpiar el almacenamiento para ver si mejoran las cargas. Compara los puntajes con batería y con corriente para aprender cómo influyen los modos de ahorro. Tras actualizar un driver o un juego, corre el test para detectar fallos. Si el número cae sin razón, revisa calor, polvo o una app en segundo plano.
Las herramientas del sistema son seguras y rápidas, pero pueden cubrir pocas partes. Las pruebas de terceros son más amplias y fáciles de comparar con amigos, aunque debes elegir fuentes confiables. Algunas apps muestran tablas en línea. Si los resultados no coinciden, observa la temperatura o ajustes que limiten la velocidad.
Prueba en el mismo lugar, con los mismos ajustes y a hora similar. Anota actualizaciones, drivers y temperatura. No persigas cambios mínimos que no sientes. Enfócate en apps suaves y juegos estables. Usa los números como guía, no como nota para ti.
Repite el test para descartar un fallo. Limpia el almacenamiento y reinicia. Revisa el calor tocando la carcasa y escuchando el ventilador. Instala actualizaciones pendientes. Si sigue bajo, limita apps en segundo plano o piensa en ampliar memoria o almacenamiento. Consulta a un técnico si lo necesitas.
Un benchmark del sistema es una prueba que mide la velocidad del PC. Ejecuta las mismas tareas en cada equipo y da puntajes para CPU, GPU, memoria y disco. Con esta prueba de rendimiento, puedes comparar ordenadores, ver cuellos de botella y comprobar mejoras tras una actualización.
Cierra otras apps, conecta la corriente en un portátil y deja que se enfríe si está caliente. Abre el benchmark, elige la prueba y pulsa Ejecutar. No uses el equipo durante la prueba. Cuando salgan las puntuaciones, guarda el resultado para compararlo con pruebas futuras.
Los benchmarks suelen probar la CPU en cálculo y multitarea, la GPU en 3D y vídeo, la RAM en velocidad y los discos en lectura y escritura. Algunos también miden batería y refrigeración. Estas pruebas muestran puntos fuertes y dónde un upgrade puede ayudar más.
Comparar los puntajes muestra si tu PC está sano. Si la CPU o la GPU rinde muy por debajo de equipos similares, la causa puede ser polvo, calor, drivers antiguos o un plan de energía débil. Igualar con el mismo modelo ayuda a decidir arreglos y a confirmar luego la mejora.
Haz un benchmark tras comprar el PC, después de grandes cambios en Windows o drivers y tras mejoras como RAM o SSD. Para gamers o creadores, un control mensual ayuda. Llevar un pequeño registro de puntuaciones facilita detectar problemas y medir mejoras reales.
Elige la puntuación que encaje con tu trabajo. Para juegos, mira la GPU y el 1% low FPS. Para estudio u oficina, importan más CPU, SSD y pruebas del navegador. Para edición de vídeo, revisa CPU multinúcleo y cálculo GPU. Si el test encaja, cada puntuación es realmente útil.